19 de noviembre de 2008

Así le paga el diablo quien más le sirve...

NOTA: De el periódico El Nuevo Siglo publicamos esta columna del periodista director del programa "La hora 20". Lo escrito por el periodista NÉSTOR MORALES no sólo es interesante, sino que motiva a una buena reflexión en estos momentos donde el Presidente sólo quiere lavarse las manos. Mientras DMG le colaboró en su campaña, y hasta sus retoños se beneficiaron de los negocios, hubo vista gorda. Pero ahora, por quien sabe qué maniobras, mete en el mismo saco a las pirámides con DMG y maniobra para hacerla naufragar financieramente. 

Sólo queda una pequeña pregunta: ¿quién pagará los platos rotos? De la quiebra, los ahorradores. De las demandas contra el Estado por la extralimitación, violaciones jurídicas y quiebra financiera de DMG, pues nosotros los paganinis.

¿Otra reelección?


Por NÉSTOR MORALES
Defensa impopular


ES probable que el señor Murcia sea un lavador de plata. Y es más probable aún que a muchos de los analistas que han estudiado el fenómeno de DMG no les guste porque es negrito, o porque su cola de caballo está pasada de moda. Tendrá mucho que ver en el análisis el hecho de que en alguna de las pocas fotos conocidas sobre su pasado aparece en una sudadera multicolor, de esas que a todos, tan cachacos y tan elegantes, nos parecen de mal gusto. 

Se lo pasan burlándose de él unos señoritos de apellidos notables porque dicen que su pasado -¡ay su pasado!- nos remonta al horrible pueblo de La Hormiga en Putumayo, en donde hay guerrilla y paramilitares. Y, por supuesto, narcotráfico.

Todo eso debe ser cierto. Y hay que agregarle que no está bien visto que un jovencito sin títulos sea más listo que nadie, porque de inmediato se vuelve sospechoso. Y ya no sospechoso sino culpable, si su negocio es un éxito. Pero a riesgo de que me digan, como ya sé que lo están pensando, que debo ser amigo, o cliente de Murcia, quiero intentar aquí una defensa de la presunción de inocencia que merece él, así sea un morochito cuya figura provoque más preguntas que respuestas.

Primero, no es cierto que sea un estafador como dice el gobierno en privado, o como tantos lo dicen en público. No hay estafados. Su empresa lleva operando 4 años, y hasta ahora le ha cumplido a todo el mundo.



Se queja el saliente Superintendente Financiero de que en este país nadie denuncia, pero no plantea la posibilidad de que nadie tenga quejas sobre DMG. Yo he visto a decenas de personas defender esa empresa porque han multiplicado su inversión. Lo del inminente fraude es, pues, una posibilidad que plantean unos expertos pensando más en el futuro del pánico económico que en el pasado de las certidumbres.

Decía atrás que los clientes de DMG invierten, aunque para fastidiarlos y macartizarlos también a ellos ahora les sacaron el sambenito de que este es un país con una cultura mafiosa en donde ha prosperado la adoración al dinero fácil. Es decir, sin uno quiere hacerse rico en la bolsa de valores, que es la especulación financiera por antonomasia, es un visionario movido por el altruismo económico. Bueno, y si mete unos dólares en Wall Street, el otro epítome del riesgo, ya no es un inversionista sino un magnate digno de elogio y culto.

Pero, repito, como detrás de DMG están unos trabajadores en su mayoría humildes a los que no les alcanza el sueldo o unos desempleados desesperados, entonces se trata de un negocio en el que se esconde el afán desmedido por la plata. Es, en el fondo, la confirmación del aforismo según el cual “todo lo del pobre es robado”.

El último argumento es de Perogrullo. A Murcia y a su empresa los llevan investigando dos años y medio. La DIAN ha husmeado si paga impuestos y cumple las obligaciones tributarias, y sí. La Fiscalía ha investigado sus posibles conexiones con la mafia o con Chupeta, y no. La Policía ha inspeccionado fondos, actividades y procedencias, y tampoco.

Todos, lo reconozco, sospechamos que de eso tan bueno no dan tanto. Y que es imposible la viabilidad de una empresa que maneja tantos miles de millones para ganar apenas unos centavos. Pero mientras llegan las pruebas, yo pido que dejen en paz a ese señor Murcia y, especialmente, que dejen en paz a sus clientes, a quienes se les está borrando la sonrisa de la cara con esta campaña de desprestigio que, de verdad, no soportaría ningún banco en el mundo.
Coletilla: Esta columna fue escrita antes de la intervención a DMG.


nmorales@caracol.com.co


ImagenNéstor Morales, director de 'Hora 20'. Foto: Claudia Rubio / Cambio

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